CUENTOS
El Conejo y la liebre.
Gabriel Real de Azua
Observó la liebre
que, entre unas cercas, el conejo andaba buscando hierbas.
- Cuidado
que eres necio, amigo. ¿Es que no comprendes que estás exponiéndote, de seguir
ahí, a que el hombre llegue y te vea?
- Me
gusta esta hierba – replicó el conejo, a boca llena.
- Pero
hay otros pastos tan buenos como el que ahora gustas y con tu imprudencia te
estás buscando la muerte.
- Pues
aquí me quedo, amiga, porque da la casualidad que precisamente aquello que
mejor sabe es todo lo que cuesta y se nos veda.
Lo ajeno es estímulo maldito;
la privación aviva el apetito.
¿Quien le pone el cascabel al gato?
Del libro de los gatos
Anónimo.
Sucedió una vez que
los ratones de una aldea celebraron consejo, con la idea de encontrar la
solución para librarse del gato negro que estaba sembrando el terror entre
ellos.
El más avispado de
los ratones, dijo:
- Yo
creo que si le pudiéramos un cascabel al cuello nos libraríamos de él, pues
hasta los sordos lo oirían llegar.
- Cierto,
cierto, pero ¿quién atará el cascabel al pescuezo del gato?
- No
os acordéis de mí – dijo uno.
- Yo
no pienso hacerlo – añadió otro.
Y
no se halló entre los ratones aquel que pudiera ponerle el cascabel al gato.
Muchos grandes hombres proponen soluciones
para los males del mundo,
pero tan descabelladas que no hallan al
valiente que la práctica las lleve.
me gusta muchos los cuentos.
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